En la montaña rusa de las emociones
me encuentro yo, te encuentras tú.
En la montaña rusa de las emociones
te digo hola, te dije adiós.
En la montaña rusa de las emociones
no me quedan subidas y aún temo a la bajada.
¿Y quién sabe que hay al otro lado de la curva?
Tú, yo, el cielo; nada.
Sigo dejándome llevar por vaivenes,
sacudidas que hacen que mi cuerpo vibre.
Y ahora caigo al vacío,
me aferro a la barra de seguridad,
sigo cayendo y se me encoje el estómago,
el corazón se me sale del pecho.
Vuelve la calma.
En tu montaña rusa de las emociones
me dejo llevar y suelto las manos.
Disfruto de la adrenalina
y del corazón acelerado.
Cada vez que voy a verte bajo la barra
me agarro sin éxito.
Me dejo llevar, absorber,
me dejo ir, me dejo volar;
y me dejo caer.
En tu montaña rusa de las emociones
sólo hay espacio para dos.
No subas a nadie…
y tampoco lo haré yo.
Déjame volar contigo
déjame sentirte.
Quiero subir al cielo,
quiero las puertas abrirte.